El Círculo Lingüístico de Praga fue fundado en 1926 y reunió un número de lingüistas eslavos reconocidos, como los checos Josef Vachek y Bohumil Trnka y los rusos Nikolai Sergeievich Trubetzkoi y Roman Osipovich Jakobson.
En 1929, estos lingüistas, tuvieron una actuación destacada en el primer Congreso Internacional de Eslavistas celebrado en Praga donde presentaron un programa que describe las tareas de la lingüística, sobre todo de la eslavista, la teoría y metodología a emplear en el estudio de las lenguas y literaturas en general y de las eslavas en particular.
Dicho programa, conocido como las Tesis de 1929, refleja los principios de la ‘lingüística funcional’ o ‘funcionalismo’, base de todos los trabajos del Círculo de Praga y comienza afirmando lo siguiente:
El propósito fundamental del Círculo es el establecimiento de la lingüística como una ciencia autónoma, fuera del alcance de la tutela del resto de las ciencias humanas y con base en el signo lingüístico.
Desde este punto de vista, la lengua es un sistema de medios apropiados para un fin. No puede llegarse a comprender ningún hecho de lengua sin tener en cuenta el sistema al cual pertenece.
Todos sus integrantes trabajaban durante la década de 1930 y no se interesaban por la materia fónica, sino por lo que los sonidos significan dentro del sistema de la lengua. Además, explican la relación que existe entre lo que se habla y el contexto en el que se produce.
Señalan que el estudio del lenguaje tiene que ocuparse de los mensajes que se emiten en el código lingüístico, lo que funda el estudio de la semiología, que ya había apuntado Saussure. En el campo de la fonología descubren el concepto de rasgo distintivo, lo que supone la división del sonido en cada uno de sus componentes. Este concepto ha trascendido el ámbito de lo estrictamente fónico y ha sido reelaborado por semantistas, semiólogos y antropólogos.